Despedida para un argentino

Al igual que muchas personas en la historia, con aciertos y errores, fue un apóstol de la convivencia, la tolerancia y el respeto que nos debemos como humanos. Fiel representante de su Fe, del pueblo cristiano, brindando tales enseñanzas desde el ejemplo y la práctica de las virtudes que predicó.
El mundo y Argentina lo recordarán por siempre como un fiel representante de los mejores principios de nuestra idiosincrasia, pues sus preocupaciones políticas, culturales, económicas y sociales fueron las mismas que impulsaron a los padres fundadores de nuestro país, influidos por la misma Fe. La convivencia, la promoción de las libertades responsables, el respeto por la condición humana, la necesidad de considerar con atención, amor y caridad cristiana a los marginados y a los pobres.
Las acciones de las personas nos dicen mucho sobre quiénes son, y han sido, por lo cual su imagen siempre será precedida por sus emocionantes pasos como líder de la Iglesia Católica, sus escrituras, sus medidas y sus discursos, desde una humildad magnánima como pocas veces se ha podido observar en líderes de su talla.
Recordaremos siempre con mucho respeto y cariño a nuestro Papa, tratando de seguir sus pasos, valorando sus aportes para la generación de una sociedad y un mundo mejor, basado en principios de común convivencia, respeto mutuo, amor por la humanidad y por la Patria, recordándonos sostener nuestro buen humor y nuestra sonrisa.
Fue una persona que salió de entre nosotros y buscó representarnos de la mejor manera posible, con la responsabilidad que eso implica.
En estos días póstumos vuelven sus palabras como un alud que toca fibras íntimas, nos emocionamos y reflexionamos sobre cómo venimos viviendo. Nos llega, nos toca.
Hoy el sol de nuestra bandera se esconde repentinamente, pero si algo nos enseñó Francisco, es que siempre volverá a salir.
¡La Patria brinda por vos Papa Francisco!
Que en Paz descanses.