UNA CLASE PARA MI HIJA

Buscando razones, encontramos responsables.

Hoy en el Día del Profesor, ya en casa en el almuerzo, mirando las noticias veíamos la marcha en defensa de la educación pública, escuchábamos los testimonios de jóvenes profesionales, docentes universitarios, científicos, etc., entre ellos escuchábamos el de un señor jubilado de tornero que estaba presente defendiendo la educación pública porque, gracias a que pudo estudiar en la escuela técnica logró trabajar y jubilarse de ese oficio. 

Ese testimonio, despertó en mi esposo el recuerdo de su querido ENET N° 2 “Ing. Carlos Cassafousth” de la ciudad de Córdoba, fundada en 1938, y según él, era en ese momento el segundo colegio técnico en importancia y tamaño del país, tenía doce divisiones por año y ocupaba cuatro manzanas. Nos contaba, que en el taller de mecánica había 45 tornos, uno por alumno, recursos materiales y herramientas para todos, nunca faltaba nada. Ese recuerdo le corto la voz y aparecieron lágrimas, mi hija lo miraba sin comprender… 

Porque ella aún no entiende de impotencia, de haber sido poco a poco espectador del despojo, la ignominia, y la indiferencia. Pero quizás entienda mejor nuestros ideales, porqué somos docentes, que tenemos una causa que compartimos con nuestros colegas, que lo somos por vocación y por elección, que la escuela es parte de nuestra vida, no solo un trabajo, y que nos atraviesa tanto que a veces hasta nos hace llorar… 

Escribe:

Prof. Andrea Geminiani